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LAS NECRÓPOLIS ISLÁMICAS DE MARROQUÍES BAJOS

Características de las maqbaras

La necrópolis de Marroquíes Bajos se encuentra en la ciudad de Jaén, cerca de la estación de ferrocarril y en una zona con un gran desarrollo urbanístico en los últimos años. En esta necrópolis tenemos evidencias de cuatro fases diferentes: calcolítica, íbera, romana y medieval islámica. De esta última fase tenemos siete necrópolis en distintos sectores, siendo en este momento las únicas maqbaras de la ciudad de Jaén, con un volumen de sepulturas bastante elevado (350 enterramientos).

La ciudad de Jaén en época bajoimperial comienza a sufrir un proceso de crisis poblacional hasta que los musulmanes conquistan la región. Es en este momento cuando el núcleo urbano se desarrolla hasta convertirse en una gran ciudad entre los siglos IX y XIII d.C., con la reparación y ampliación de sus sistemas defensivos, construcción de nuevos edificios y sistemas de irrigación en las áreas circundantes. En este contexto se comienza a ocupar las zonas periféricas de la ciudad de Jaén, entre ellas Marroquíes Bajos (que puede ser la propia ciudad en época califal), donde tendremos una amplia necrópolis asociada tanto a la ciudad como a los pequeños núcleos urbanos periféricos.

La constatación de que las necrópolis excavadas presentan tipologías funerarias, tanto de rito islámico como de rito cristiano en diversa proporción, es un elemento enriquecedor en la lectura del proceso de explotación e islamización del territorio durante ese período. Hasta el momento se han podido estudiar, en diversos grados de excavación, un total de 7 zonas de enterramiento bien acotadas que constituyen autenticas maqbaras, en su mayoría se encuentran en fase de estudio. De todas ellas la necrópolis 2 es sin duda la más grande y compleja de todas ellas, y la que presenta la mayor diversidad tipológica y secuencia cronológica.

 

  • Necrópolis 1: Se localiza en el extremo sur de Marroquíes Bajos. En ella se han documentado casi medio centenar de tumbas excavadas en la roca, con prefosa y fosa antropomórfica, en las que se depositaba el cadáver en posición decúbito supino. Todas ellas presentan enterramientos de ritual cristiano, por lo que no nos centraremos en ella.

 

  • Necrópolis 2: Se localiza en el extremo noroeste de Marroquíes Bajos. Presenta la mayor extensión (1 Ha) y variedad tipológica de todas las áreas de enterramiento localizadas hasta el momento, formada por unas 200 inhumaciones de rito islámico, aunque se estima que puede albergar unas 2000 sepulturas.

 

  • Necrópolis 3: Se localiza en el extremo noroeste de Marroquíes Bajos, justo al lado de la necrópolis 2. Esta necrópolis la constituyen una veintena de inhumaciones con ritual islámico de fosa simple.

 

  • Necrópolis 4: Se ubica al Este del denominado Arroyo de la Magdalena, ocupando el extremo Noroeste de una zona de ocupación medieval. Presenta 50 enterramientos de rito islámico y cristiano, con una tipología de tumbas que van desde la fosa simple con cubierta de losas de piedra, hasta la fosa simple, pasando por la fosa con covacha y fosas con cubierta de madera

 

  • Necrópolis 5: Se localiza en el extremo norte de Marroquíes Bajos, contando con 22 tumbas de ritual cristiano. Aunque la zona de inhumación se ubica a unos 800 metros de las principales zonas de hábitat de Marroquíes, en las proximidades y en las mismas obras de infraestructura se han documentado varias casas altomedievales, a las que presumiblemente se vincula. La tipología de los enterramientos varía entre el tipo de prefosa y fosa, a los de fosa antropomorfa con cubierta de losas de piedra o madera, y al de fosa simple sin cubierta.

 

  • Necrópolis 6: En esta necrópolis se detectaron algunas inhumaciones en número indeterminado, que presentaban ritual de enterramiento cristiano. En ella se alternan sepulturas en fosa con cubierta de losas de piedra, junto a otras de fosa simple.

 

  • Necrópolis 7: Se localizaron una veintena de sepulturas de rito cristiano, compuestas de prefosa y fosa de inhumación. Estos enterramientos aparecieron distribuidos en dos líneas paralelas a lo largo de un camino orientado de Este a Oeste.

Como hemos podido observar, de las siete necrópolis de época medieval solamente las necrópolis 2 y 3 presentan enterramientos de rito islámico, ya que la necrópolis 4 presenta tanto enterramientos de rito islámico como de rito cristiano. Por ellos, nos centraremos en las características de las necrópolis 2 y 3, con el fin de dar a conocer las interpretaciones sobre sus fases de inhumación, la tipología de las sepulturas, las formas de deposición de los cuerpos, cronologías o la relación de las maqbaras con el hábitat circundante. En la necrópolis 2, la más grande y compleja, se pueden establecer 3 fases de enterramiento:

  • Primera Fase: presenta un sólo tipo de sepultura, aunque con pequeñas diferencias en cuanto al tamaño, la profundidad y la orientación. Está compuesta por una prefosa excavada en la roca de planta rectangular, en cuyo centro se excava una fosa de inhumación. El cuerpo fue depositado en posición decúbito lateral derecho, con los brazos cruzados sobre la pelvis. Los cadáveres presentaban dos tipos de orientaciones; por un lado nos encontramos enterramientos orientados de Oeste-Este, y por otro, sepulturas con un pequeño giro, por el cual adquieren una leve orientación Suroeste-Nordeste; en todas ellas se giraba el rostro del difunto hacia el Sur. El cuerpo pudo cubrirse con tablones de madera, lo que impedía que la fosa de inhumación se rellenara de tierra. Finalmente se formaba un pequeño túmulo de tierra que cubría todo el conjunto, y ocupaba toda la prefosa con la tierra extraída. Destaca en esta fase la ausencia de ajuares en el interior de las tumbas, así como la ausencia de señalizaciones externas más sofisticadas, con la sola excepción de los túmulos, o en su caso, las piedras colocadas en los pies de la tumba.

 

  • Segunda Fase: La evolución de las sepulturas de esta fase afecta más a su morfometría que al ritual funerario. A partir de estos momentos no se documentan tumbas con orientación Oeste-Este, sino que se generaliza la tendencia a orientar los enterramientos de Suroeste-Nordeste. El hecho más representativo es el desplazamiento de la fosa de inhumación hacia el Este de la prefosa, al tiempo que ésta última pierde su forma cuadrangular o rectangular y altera su profundidad, para convertirse en un pequeño rebaje del terreno. Por el contrario, el ritual funerario se mantiene prácticamente igual, ya que seguimos documentando la fosa sin rellenar, produciéndose el desplazamiento total o parcial del individuo al introducirse la tierra a posteriori. Sin embargo, existen algunos casos con fosas muy estrechas, en las cuales tras producirse la inhumación, el cuerpo era cubierto con la tierra extraída, de forma que se mantiene intacta su posición. Así mismo, sigue sin aparecer ajuar fúnebre en el interior de las sepulturas, aunque en el relleno de las mismas aparecen escasos materiales de todas las épocas, incluidos los califales.

 

  • Tercera Fase: En esta fase la necrópolis sufre un abandono, al igual que pasó con el área habitacional (durante las primeras taifas), siendo reutilizado después en época almohade. Tipológicamente las sepulturas de esta nueva fase presentan importantes variaciones con respecto a las pertenecientes a las anteriores. En estas tumbas han desaparecido completamente las prefosas. Por otro lado, todas las fosas de inhumación se rellenan con tierra, una vez que fue depositado el cadáver en su interior, circunstancia que formaba parte del propio ritual de enterramiento. Las fosas son simples, excavadas en la roca o sobre sepulturas anteriores, normalmente estrechas. Todas presentan una orientación más acusada Suroeste-Nordeste. en las cuales el individuo fue colocado en posición decúbito lateral derecho, o bien en aquellas de mayor anchura, el individuo pudo ser colocado en posición decúbito prono con el tronco girado ligeramente y el rostro orientado al Este, a veces acogiendo una doble inhumación de un adulto y un niño. También se observa un mejor acabado de la cubierta de la tumba, que pudo efectuarse con madera y piedras en los pies o con tejas.

 

En Marroquíes Bajos se ha comprobado una clara evolución del ritual de enterramiento, viendo cómo se pasa de los tipos de sepulturas típicamente hispanovisigodos a otros claramente islámicos. Quizá estas modificaciones sean una clara consecuencia de la islamización sufrida por la población hispanovisigoda de esta zona entre los siglos IX-X. De esta manera se establecerían tres áreas alternativas de inhumación:

  • Una de ellas reservada a la población cristiana que habita la zona, se situó en el extremo Sur de Marroquíes Bajos. A ella pertenecen las sepulturas con una prefosa rectangular, y fosa de inhumación antropomórfica con o sin encaje para la cabeza, orientadas de Oeste-Este, depositándose el cuerpo del difunto en posición decúbito supino con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo (N1, N6 y N7). Algunas áreas de esta necrópolis fueron alteradas y cubiertas por estructuras de hábitat datadas en época Califal.

 

  • Otra reservada para el enterramiento de la población islámica (N2 y N3), situada en el extremo de las principales áreas de residencia, presenta algunas sepulturas con estructuras semejantes, pero donde se aprecian cambios significativos, los cuales ya han sido expuestos anteriormente.

 

  • No obstante, la necrópolis N4 documenta en una misma área de enterramiento sepulturas con ritual cristiano e islámico.

 

Como hemos podido observar en las maqbaras de Marroquíes Bajos, tanto las necrópolis 2 y 3 presentan las características típicas de las sepulturas que han seguido el ritual funerario islámico, como por ejemplo la orientación hacia La Meca, la estructura de las sepulturas, la colocación del difunto y la ausencia de ajuar.

 

Víctor Aparici Florín.

BIBLIOGRAFÍA:

​- CANO CARRILLO, J. (1997) “Primeros datos sobre el arroyo B de Marroquíes Bajos (Jaén)”. Arqueología y Territorio Medieval. 4, Jaén, pág. 115-117.​

- CASTILLO ARMENTEROS, J.C. (1997) “Las primeras fases de ocupación islámica de Marroquíes de Marroquíes Bajos (Jaén)”. Arqueología y Territorio Medieval. 4, Jaén, pág. 39-58.​

- SERRANO PEÑA, J.L. (1997) “Un complejo califal de Marroquíes Bajos (Jaén)”. Arqueología y Territorio Medieval. 4, Jaén, pág. 59-79.

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