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EL LAVADO RITUAL

Purificando el cadáver

El primer paso a seguir en el ritual funerario islámico una vez se produce la muerte del individuo es el lavatorio del difunto, o propiamente dicho el ghusul, donde se procede a "purificar el cadáver". Esto se debe al hecho de que se consideraba impuro el contacto con el cuerpo del difunto sin haberse visto éste purificado mediante el baño. Como ya mencionamos en la sección de Descripción general del Ritual funerario, existen excepciones a la hora de ser sometido al lavado ritual, constituidas estas los mártires, los muertos por ahogamiento, las mujeres fallecidas al dar a luz o el musulmán que muere de camino en su peregrinación a La Meca. El caso de los mártires, que deben ser enterrados sin lavar, viene dado porque en el Islam el martirio supone la anulación automática de todo pecado. Bien, procedamos a realizar la descripción del método seguido para realizar el ghusul.

Lo primero a lo que tenemos que hacer mención es a la persona, o personas, encargadas de realizar este lavado ritual. Las leyes canónicas no establecen premisa alguna sobre la persona a quien se encomienda la tarea, normalmente viéndose asumida por el familiar más cercano o la persona con más conocimientos. Así, ser una persona digna de confianza (ya que será testigo de las intimidades físicas del difunto), ser del mismo sexo que el difunto (con excepciones para el cónyuge o para los fallecidos de corta edad) y ser conocedor de las reglas rituales fúnebres serían las condiciones requeridas para que un musulmán realice la tarea del lavado. También, y como sería lógico, los familiares cercanos tendrán prioridad a la hora de encargarse de esta tarea. En cualquiera de los casos, la persona encargada de lavar al difunto será bien remunerada por Dios, tal como dijo el Profeta Muhammad: "Quien bañe a un difunto y guarde sus secretos, Dios le perdonará y bendecirá".

Al comienzo del lavado ritual, lo primero que se hace es recitar lo siguiente: "Bismillah Ua´Ala Millati Rasulillah" ( En el nombre de Dios, y acorde a las enseñanzas de Su Mensajero). Posteriormente se cubría el cadáver con una tela o sábana y se le despojaba de sus ropas, procurándose en el proceso del lavado no dejar al descubierto ninguna parte del cadáver que no fuera necesaria para llevar a cabo la tarea. Éste se realizaba con agua de flor de loto, pudiendo ser sustituida por una solución de agua con hierbas de alcanfor, hojas de parra o de níspero. El lavado ritual debía realizarse en un número impar de veces, hasta siete, y debía comenzarse siempre por el lado derecho del difunto, siguiendo de igual forma el orden de pies, manos y después el resto del cuerpo. Como detalle mencionar que, en el caso de que el difunto fuera mujer, su pelo debía peinarse en tres trenzas, una sobre la frente y otras dos en los lados de la cabeza, tal como se hizo con una de las hijas del Profeta.

Tras ser sometido el difunto o la difunta al lavado ritual o ghusul, el siguiente paso sería proceder al amortajamiento del mismo, tema que abordamos en la propia sección dedicada a ello en nuestra web.

Antonio Díaz Serrano

BIBLIOGRAFÍA:

- ABU MUHAMMAD ABD ALLAH B. ABI ZAID AL-QAIRAWANI: Al- Risalah. Traducción, comentarios y anexos del título original por LARAKI PERELLÓN, A., 2000: La Risala. Tratar de Creencias y Derecho musulmán, Palma de Mallorca.

- FIERRO, M. (1992): Prácticas y creencias religiosas en al-Andalus. Al-Qantara XIII.2: 463-474.

- RODRÍGUES BECERRA, S. (1997): "Rituales de muerte en Andalucía. Significados y funciones", en La función simbólica de los ritos. Rituales y simbolismo en el Mediterráneo (Checa y Molina, des.). Barcelona: Icaria&Antrazyt, pp. 129-157.

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