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CONQUISTA Y FORMACIÓN DE AL-ÁNDALUS (710 -756)

El Islam nació en la Península Arábiga de la mano del profeta Mahoma en el 622 después de Cristo, cuando éste inició la predicación de esta religión. Muy rápidamente, y gracias, entre otras cosas, a las rutas comerciales, el Islam se impregnó en las poblaciones arábigas. Poco a poco se fue expandiendo por todo Oriente Medio y el norte oriental de África.

Y fue durante el gobierno de la dinastía de los Omeya cuando el Islam alcanzó el norte de África occidental, más concretamente en el final del siglo VII a.C, estableciendo así los primeros contactos con el Reino Visigodo. 

La conquista islámica de la Península Ibérica se debió a varios factores, entre los que destaca la fácil y rápida expansión que habvía experimentado el Islam, lo que favorecía las ansias de sus seguidores en aumentar tales logros; y el periodo de desmembramiento político que se produjo a principios del siglo VIII por los visigodos. 

Vitiza, fue rey de los visigodos hasta el 710 cuando murió. Este hecho desencadenó una lucha por la sucesión entre sus herederos y Rodrigo, un noble visigodo, quien consiguió desplazar a sus enemigos y hacerse con el poder. Los vitizanos, partidarios de la sucesión hereditaria, pidieron ayuda a los musulmanes a través del gobernador de Tánger y Ceúta, don Julián. Los musulmanes, dirigidos por Musa, vieron en esta petición una brecha política para seguir expandiéndose, por lo que mandaron una pequeña expedición de tanteo al cargo de Malik, contra Tarifa. 

El éxito de esta campaña motivó que al año siguiente Musa enviase una nueva expedición más grande, esta vez al mando de Tariq y población principalmente bereber, y se establecieron  en la actual Algeciras. La incursión no encontró oposición alguna, en parte por la disposición del bando vitizano para derrocar a Rodrigo, que se encontraba en el norte de la península.

Finalmente el rey visigodo bajó con sus tropas y se enfrentó a los musulmanes en la batalla de Guadalete, en el río Barbate, hecho que concluyó con una aplastante derrota de los visigodos y la desaparición de Rodrigo.

Con esto el avance de Tariq por la Península Ibérica fue como había sido la expansión del Islam hasta entonces: rápida y pacífica. La desorganización del Estado visigodo permitió que los señores aceptaran la religión islámica con facilidad y no opusieran resistencia militar, incluida la capital del reino, Toledo.

En el 712 Musa, se embarcó él mismo hacia la península junto con una gran población árabe, para establecer así la autoridad legítima en Al-Ándalus y frenar el creciente poder de Tariq. En las conquista de Musa se observan notables diferencias con las de Tariq, como en la forma de ocupación, asentamiento o incluso en la organización socio-económica y política. En el 713 los árabes llegaron a Zaragoza y se internaron en el noroeste peninsular. Musa continuó con la consolidación del territorio hasta que el califa de Damasco, Walid, le ordenó regresar a Siria junto a Tariq.

Fue el hijo de Musa, Abd al Aziz, quien le sucedió en esta tarea. Éste se encargo de reforzar su poder en las regiones subpirenaicas, así como en Portugal y el sureste peninsular, donde firmó un tratado con Tud-Mir. A partir de ahí se dedicó a pacificar su territorio e implantó medidas administrativas y financieras; permitió la religión cristiana y fomentó la cohabitación entre árabes y bereberes. Su política supuso las bases para lo que sería Al-Ándalus. Así, la conquista de Hispania se produjo en cinco años.  

Sin embargo Abd al Aziz es asesinado, lo que producirá un periodo confuso en el que se sucederían gobernadores o valíes, quienes debieron hacer frente a las sublevaciones internas de los bereberes y las luchas del poder entre las poblaciones árabes. 

Pero eso es parte ya de una nueva formación política de Al-Ándalus.

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

López Pita, Paulina.(2012) Sociedades extraeuropeas Medievales: Islam y Extremo Oriente. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid.

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