top of page

El AMORTAJAMIENTO DEL DIFUNTO

Preparándolo para el viaje al más allá

 

 

Tras finalizar el lavatorio ritual, el siguiente proceso por el que debía pasar el cadáver para su enterramiento sería el amortajamiento. Este proceso, al igual que el anterior, es deber de la comunidad y debía realizarlo una persona de creencia islámica, como es lógico, normalmente un familiar o una persona de confianza. Además, la persona encargada del amortajamiento debía de pertenecer al mismo sexo que el difunto.

Las prendas de ropa deben estar limpias, ser blancas, tolerando a veces el amarillo, y de algodón. Según algunos autores, la seda estaba prohibida porque era símbolo de vanidad, para otros podía utilizarse con las mujeres. Se suelen emplear un número impar de telas o lienzos blancos; tres piezas (toca, camisa y lienzo de envoltura), cinco (almaizar, aljamar, addira y dos lienzos) y hasta siete (toca, camisa, almaizar, aljamar, addira y dos lienzos), además de incorporar, siempre que fuese posible, una camisa y un turbante que cubriese la cabeza. La camisa y el turbante no se utilizaron en el caso del profeta, por lo que sería una tradición posterior.

Las telas o lienzos blancos se ataban o cosían, de arriba abajo, para descoserlo por la cabeza y los pies al situar al difunto en la fosa. En caso de que no fuese posible el uso de varias telas, estaba permitido que sólo se amortajase con una, y si esta era corta, debía procurarse que cubriera la cabeza, aunque se dejasen los pies al aire, dejando finalmente el cuerpo en posición ritual y orientado a la quibla.

Entre las telas se van disponiendo aromas para perfumar al difunto, y en la nariz y ojos se colocan fragmentos de alcanfor, exceptuando las orejas para que el difunto pueda escuchar y responder a los ángeles, que posteriormente le visitarán durante el Juicio en la Tumba.

Un caso especial son los muertos en batalla (shahid), a lo que no se les lava ni se le reza la oración fúnebre, enterrándoles con sus propias ropas.

El amortajamiento del cadáver para un musulmán en la actualidad no ha cambiado prácticamente, de hecho, se aplican unas medidas estrictas que deben seguir todas las personas que practiquen amortajamientos, tanto para hombres como para mujeres, que son las siguientes:

 

¿Cómo deberá amortajarse a un hombre?

1. Se extienden los paños o sudarios unos sobre los otros, de modo que el primero en extenderse de ellos sea el más amplio.

2. Se traslada el cadáver (recién bañado), cubierto con una tela, hasta donde están extendidos los paños y se le deposita sobre ellos.

3. Se comienza doblando el paño superior, cubriendo la parte del cuerpo del lado derecho, luego se dobla el resto del paño sobre la parte izquierda del cuerpo, de modo que éste quede cubierto con el primer paño. Se realiza el mismo procedimiento con los restantes paños hasta completar los tres.

4. Completado esto, deberán ajustarse estos sudarios al cuerpo con trozos de tela en forma de hilos, que se soltarán al ser depositado el cadáver en la tumba. Completado esto, se perfuman los sudarios.

¿Cómo debe ser el amortajamiento de una mujer?

Recordemos que deberán usarse, en la medida de lo posible, cinco elementos para el caso de una mujer, que están compuestos por:

1. Una falda o trozo de tela que ceñirá sus muslos.

2. Una camisa larga, blusa o camisola.

3. Un velo que cubrirá su cabeza y dos paños que cubrirán el cadáver, los que se atarán al cuerpo, y  soltarán sus ataduras en la tumba (de forma similar a la del hombre).

Víctor Aparici Florín.

BIBLIOGRAFÍA:

- FIERRO, M. (1991): “El derecho malikí en al-Andalus: siglos II / VIII-V / XI”, Al- Qantara, 12, p. 126-127.

- RODRÍGUES BECERRA, S. (1997): "Rituales de muerte en Andalucía. Significados y funciones", en La función simbólica de los ritos. Rituales y simbolismo en el Mediterráneo (Checa y Molina, des.). Barcelona: Icaria&Antrazyt, pp. 129-157.

bottom of page